jueves, 13 de marzo de 2025

Matar a la madre

La medicina llega hoy a mi vida con muchos regalos. Me permito escribir sobre uno de ellos para nombrarlo, integrarlo y explorar sus profundidades. Es un símbolo que me llega con el fuego. Las maderas en la fogata toman la forma de una cabeza de becerro quemándose en la hoguera que se transforma en osa en la hoguera. Viene a mí la idea de que estoy quemando a la madre, la idea de que estoy matando a la madre. Quemo a la madre. Quemo en el fuego el dolor de madre que he tenido. Por su tristeza, por su desconexión, por su dolor. Quemo la idea de que otra mujer, otra humana sea quien tiene que cuidar de mí. Quemo las expectativas de mis padres, sus anhelos sobre mi vida, sus mandatos, las creencias que pusieron sobre quién era yo y quién debía ser. Quemo su amor y la comodidad de su nido, que me convoca al cuidado de ellos y de mí. Quemo las ideas que nacieron de su excesiva protección, las de ser torpe, insuficiente, incómoda y siempre en necesidad. Quemo el espejo que son, el destino de sufrimiento y rechazo escrito en el linaje, la tendencia a huir de la sensación y del cuerpo. Lo quemo todo. Me quemo a mí. Quemo a la que sufre, a la que no pertenece, la que no siente, la que niega su magia, la que no siente su voz ni su útero. Quemo a la niña, a la adolescente, la adulta y la sabia. Quemo al masculino en mí, quemo el temor de manifestar, el miedo a hacer, el pánico a brillar. Quemo el femenino en mí, las estrategias de manipulación y control, la búsqueda de aprobación en el otro, de su mirada afirmativa. Quemo mi nacimiento por cesárea y la idea de ser malnacida, quemo mi infinita entrega al cosmos y su eterno útero de energía latente. Quemo mi vida, mi pasado, mis historias, mis heridas y mi apego a ellas, mis traumas y mi autodefinición por lo que ha dolido, quemo mis placeres, mis culpas y mis vergüenzas. Quemo mi trabajo, mis sueños, mis metas. Mi amor, mi servicio y mis dones. Lo quemo todo. Lo entrego todo. Lo bueno y lo malo. Lo que he hecho y lo que no. Mis resistencias y mis permisos. Todo se quema. Y pido al Fuego Sagrado que de estas cenizas renazca lo que la Gran-diosa Vida quiere que renazca. No estorbaré y permitiré que mi voz y mi vida sea un canal para hacer Su Sagrada Voluntad.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Bucear el alma

¿Cuántos años han pasado desde que escribí? ¿Cuántas lágrimas, cuántos delirios, cuántas risas he tenido? He aprendido a bucear el alma, no hay de otra. Cuando una ha casi nacido para doler, en la innegable herida de la distancia y la desconexión, tenía en frente caminos claros. El sucidio era uno. Lo intenté. Claro que lo intenté. Lo deseé. Lo soñé. Lo temí. El de la sanación era el otro. ... ¿pero qué putas es la sanación? ¿Acaso es la desaparición absoluta de toda herida? Ojalá se tratara de una cicatriz que tengo en mi cuerpo. Ojalá se tratara de sólo una cicatriz. Pero entender esta herida psíquica ha sido el viaje de mi vida. Porque es como que no la entendía. Sólo la he dolido. El hastío, el no encontrar mi lugar, el sentirme tan ajena a la vida misma era mi alerta de que algo no estaba bien. Además, sanar pareciera a veces el proceso que te hace doler. Como que si uno sanara... de pronto no dolería tanto. Podrías simplemente entregarte a la muerte, negando cualquier tipo de sensación o sentimiento. Pero no. No ha sido el camino elegido. Al menos hasta el momento. He tenido que caminar por rumbos algo astillados. He tenido que suplicar al cielo que me contacte con la verdad. Pues en este camino, he descubierto la mierda, las mentiras y el silencio de mis raíces, de mis ancestros. Rocé la locura, la psicosis. Tocar y saborear el desquicio ha sido una de las experiencias más aterradoras de mi existencia. Me llegué a imaginar que tendría que internarme. Tal vez ese podía llegar a ser otro camino. Pero no. Elegí el de la sanación, lo que eso sea que signifique. Elegí internarme en la selva. Elegí tomar medicinas sagradas. Elegí la palabra. Elegí el baile, el canto, la naturaleza. Elegí sostenerme con una misión: la de servir. Sin servir no computa mi vida. Pierde el sentido. Pero sin aquello que me conecta a la vida, tampoco. Sin las personas que amo, sin las cosas bellas de la vida, nada toma sentido. Y sobre todas las cosas, he aprendido que esto de bucear el alma, es algo que siempre me va a llevar a ver más y más cosas. No hay fin para este camino, o al menos, desde donde lo veo hoy por hoy. Hay tantos temas qué abordar. Las relaciones con las personas, con la vida, con la energía, conmigo misma. Hacerme más disponible para la vida. Por ahora, la verdad está saliendo a la flote. Los secretos empiezan a revelarse. Las heridas salen a la luz. Y fuera de lo esperado, me siento presente para ello. No tengo miedo. Siento mucho amor y respeto por estas heridas. Por mis ancestros. Por el dolor que nos ha atravesado desde hace tanto tiempo. Y sólo puedo lanzar un rezo y un canto a la vida y al universo. Un rezo que diga que todo está bien y todo va a estar bien.

domingo, 24 de junio de 2018

¿Vuelvo?

Llevo años sin escribir en este blog. Pero mi mente divagada la recordó y me han dado ganas de escribirme un par de líneas... Recordar un poco esos tiempos en los que era más joven, más lista, más divertida y romántica. ¡Qué implacable es el tiempo! Tengo la sensación de estar destinada a vivir 50 años más (para burla de mis instintos suicidas que van y vienen) y al mismo tiempo que cada día que cierro los ojos, será la última vez que lo haga. En este tiempo que ha pasado, la psicodelia llegó a mi vida, la Conciencia se me presentó, he conocido ángeles y demonios, los he visto todos dentro de mí, he cambiado de identidad, he engordado y luego vuelta a adelgazar, me he seguido aficionando a analizar las opiniones, a ver sus causas y sus consecuencias, he aprendido a creer en el karma, en el samsara. Me enamoré como nunca de un chico afro (problemas en casa), luego de una chica (más problemas en casa)... Me he dado cuenta de que me gusta causar problemas. Me he enamorado del sexo, de mi vagina, de mi femineidad. Me ha dejado de molestar tener barriga o que mi culo no esté firme. He aprendido a tocarme sin pena, sin vergüenza. He tomado decisiones difíciles, me las he perdonado todas y me he amado por mi valentía. Otras veces, no he tomado ninguna decisión y esas aún las tengo que trabajar. Me he odiado por insegura. He mentido. He dañado. He dependido. Me he apegado y luego, aprendido a soltar. He aprendido a asombrarme, a agradecer, a despedirme. He visto amigos y familiares morir. He viajado y conocido tierras distintas. He visto la guerra con mis propios ojos. Se me ha roto el corazón. Se ha roto la burbuja de cristal. Se ha ido mi alma de mi cuerpo y he tenido que pedir ayuda para recuperarla. He llorado todo lo que no había llorado en mi vida. Me he reencontrado con mi niña interior. He conocido a mi guía espiritual. He viajado a vidas pasadas. Conocí a mi alma gemela. Luego, dejé de creer en el alma gemela. Me he reído de mí. He aprendido a meditar. He aprendido de la compasión. He sanado con mis manos. He sacado las toxinas de mi cuerpo, luego me he vuelto a contaminar. He sido vegetariana. He intentado ser vegana. He odiado las verduras. He sido feminista. He tenido miedo de sentir que no me adapto en ningún lado. Me he sentido diferente. Me he sentido una más. He pensado en los derechos y libertades. He querido desaparecer. He querido que todos desaparezcan. La locura siempre me ha acompañado. Ésa, definitivamente, siempre ha sido mi compañera. Aunque, en la práctica, la llamo la depresión. A veces es suplente, otras veces es principal. A veces, me cae bien. Veré si sigo escribiendo... Es extraño escribir para mí y que exista la posibilidad de ser leída por un extraño.

miércoles, 7 de enero de 2015

Busco

Busco. No sé qué busco, pero busco. He acumulado canciones y poemas que dan respuesta a preguntas sin palabras. Colecciono atardeceres multicolores y el canto de ríos y mares. Lloro mis ojos heridos y el clamor de mi garganta. Mi piel ardiente me advierte del efecto del contacto, mientras mi corazón rebozado añora hacer retumbar la tierra con su latido. Se extienden mis brazos con el sueño de alas mientras me aferro a mis raíces conectadas a mi cuna. Nunca he necesitado de tragedias para sentir la nostalgia de la existencia. Todos llevamos heridas que nos recuerdan el vacío. Poco a poco, he descubierto que la risa limpia mi alma, dejo ir los reproches hacia mí misma, me burlo de lo cotidiano. A veces parezco un búho, un ser nocturno enamorado de la luna, del fuego de las estrellas que iluminan la más oscura de mis noches. Encontré el suspiro que guardé en mi pecho hace tanto tiempo y ahora el asombro aparece siempre que abro los ojos. En el silencio me reencontré con el universo, el universo en mí misma donde cada célula que es una galaxia, celebra el sentir. La danza del presente acaricia los rincones de esta vida que soy. Busco. Me busco. Autor: Catherine González Velandia

viernes, 30 de abril de 2010

Atardeciendo

Él la miraba discreto. Ella jugaba con su pelo como niña traviesa.
Él se tomaba su tequila. Ella bailaba al son de la lluvia, mirándolo con cada vuelta.
Ella se acercó saltando. Él miró al sol que caía por las montañas.

- ¿Qué miras? ¿Se te antojó algo?- preguntó ella con una mano en la cintura.
- No, nada… es que eres muy bonita- se sonrojó levemente y ella sonrió.
- ¿Quieres besarme?
- Ehm… ¿perdón?
- ¿Qué si quieres besarme?
- ¿Qué si quiero besarte?
- Sí… ¿eres sordo o huevón?
- Lo siento… no estaba preparado para esa pregunta.
- ¿Te preparas para las preguntas que te hará una desconocida?- sintiéndose como un pedazo de imbécil, volvió a sonrojarse.
- Sí… tienes razón… no tiene sentido – silencio.
- Ajá… ¿y entonces?
- Bueno… eres muy bonita.
- ¿No me vas a contestar, cierto? – rió – qué lástima, porque si me decías que querías besarme, yo te diría que también quería besarte.
- Bueno… te he dicho que eres muy bonita, ¿eso no vale?
- Claro que no. Tú eres horrible y aún así quiero besarte. La belleza está sobrevalorada y es algo que no logro entender.
- Bueno… tú eres bonita.
- Ok… creo que se te rayó el cassette.
- Bueno… sí, quiero besarte.
- Lo siento… creo que ha pasado el momento… ¿no te parece?
- Sí, opino igual… creo que esto es incómodo ya.
- Sí…

Ella solo perdió su beso de película. Él solo perdió a la chica de ojos color marrón que bailaba con la lluvia. Ellos se amaron por una fracción de segundo, hasta que el darse cuenta que todo lo idealizado es falso, les arruinó el romance.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Corre que te pisa la marea

Me duele el pecho
no puedo respirar
mis llantos que son halaridos son sordos a tus oídos
no hay imagen más fría que la humedad de tus labios puestos en otros
y duele cuando me tocas y siento
y siento
y siento...

yo ¿sentir? ¿yo?
quisiera ser de hojalata
quisiera ser de hierro
de acero
de metal
o de plomo
qué me importa de qué sea, mientras no sienta
porque así como ahora tengo tus caricias, mañana tendré tu desprecio
y tanáticamente mi cuerpo suplica que huya
tal vez por muerte
tal vez por vida...
¿quién soy yo para juzgar a mis instintos?

martes, 1 de septiembre de 2009

Sentidos olvidados

Te busco en la oscuridad, pero no puedo encontrarte. No te veo, no sé cómo eres, ¿quién eres? Ni siquiera mi tacto me permite saber cómo eres, no sé si eres real o si es acaso un truco de mi imaginación que bromista se ríe de mí.

Tampoco me encuentro. ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿A dónde voy? Sé que las respuestas están ahí, escondidas, ocultas, temerosas, pero no sé cómo encontrarlas, no sé cómo encontrarme. ¿Acaso tu inexistencia me ha vuelto invisible?

¿Me ves? ¿Me hueles? ¿Me sientes? ¿Cómo soy? ¿Lo sabes? ¿Te gusto?
.
.
.
.
Yo no me siento, tengo miedo.... ¡Ayúdame! ¡Rescátame! ¡No siento! ¡acaríciame! ¡pégame! Necesito saber que existo..... ¡Sálvame! No me olvides...

domingo, 30 de agosto de 2009

Perdón

En una de mis clases de psicología me pidieron que escribiera una carta de amor y este fin de semana me he sentado a intentar hacerla. Creo que fue mala idea tratar de inspirarme en mi propia experiencia, pues me hizo recordar muchas cosas que he decidido desplazar de mi mente, pero al parecer se resisten en quedar en la conciencia.
Decidí entonces escribir una carta de perdón, tal vez había llegado la hora de dejar a un lado el rencor y el odio, y reemplazarlo por ese sentimiento tan hermoso que siendo sincera, me es tan difícil alcanzar.
"Te perdono", escribí y por varios minutos, que parecieron segundos, me quedé contemplando esas dos palabras. ¿Lo perdono? ¿LO PERDONO? ¿Cómo perdonar a alguien que te hizo tanto daño? ¿Cómo perdonar a alguien que siempre fue una mentira? ¿A alguien que robó tanto de ti?

Pero ahí, en el papel, seguían escritas esas palabras. Se suponía que debía continuar escribiendo, pero no sabía qué seguía después... ¿Por qué lo perdono?, me pregunté... El perdón debe ser holístico, poco selectivo... Y entonces arranqué la hoja y la boté... pero el tema del perdón siguió en mi cabeza...

Una vez oí que no puedes perdonar a alguien si ese alguien no te ha pedido perdón, pero... siento que no es así... No necesito que me pida perdón, para perdonarlo... Así como sé que perdonarlo no es por el bien de él, es por mi bien... Y sé que si no lo perdono, es porque no he querido... Tal vez, a quien debo perdonar es a mí misma... porque así como él fue una mentira, yo también lo fui... porque siento que de cierto modo permití que me hiciera daño, que me lastimara, que me usara...

Perdonarme a mí misma... supongo que deberé escribir ahora "Me perdono", pero estas son aún palabras más difíciles de imaginar... y de sentir.

viernes, 21 de agosto de 2009

El berraco miedo



Ayer tuve uno de esos momentos en los que alguien te pega una cachetada simbólica que te hace mover todo por dentro.
Ese alguien era un gran amigo mío que había sido mi profesor de Filosofía en el colegio y que cuando entré a la universidad, hace 2 años y medio, se fue del país por motivos de seguridad. Toda la vida desde la primera vez que entró a clase, fue la persona que más me conoció en la vida y siempre sentí admiración, respeto y un profundo cariño hacia él.
Estaba nerviosa mientras iba a su encuentro pues sabía que terminaríamos hablando de mis miedos y de toda esa mierda que uno tiene adentro y que uno a veces es ciego y no ve. Y fue así... como buen Filósofo y amigo, terminó preguntándome ¿Quién era yo? y mi respuesta..... no supe la respuesta... pero él me forzó una y otra vez a decirle... "Nunca digas no sé... si quieres inventa, miénteme", me decía.... terminé entonces diciéndole todo.... que tengo miedo a todo, que no soy nadie, que me aterra lo que los demás piensen de mí, que me gustaría que nada me importara, que me siento ignorante, que soy ignorante, que estoy sola, que no me soporto... y entonces me hízo una pregunta que jamás pensé que fuera tan complicada:
¿Por qué alguien se enamoraría de usted?

Me exigía que dijera las cosas buenas en mí y después de mucho pensarlo, le di respuestas mediocres que me hicieron sentir absurda y que me hicieron ganar un gran regaño... "Cómo es que usted no ve en sí misma lo que por ejemplo yo veo en usted", me dijo que cuando yo perdiera el berraco miedo, yo sería la mujer más grandiosa del mundo, que me atrevería a pensar por mí misma (AH.. es q me criticó mi modo de vestir q es... supuestamente a la moda), me criticó (no fue una crítica sino una observación realmente)el que yo me sintiera tan dependiente de todo el mundo, desde mis amigos hasta mis padres (antes me pidió que le contara qué tan apegada estaba a cada una de las personas significativas en mi vida, luego de contarle unas pequeñas desilusiones que he tenido en los últimos días), me llamó la atención sobre mi carrera (Psicología), sobre mis amigos ("tenga amigos con lo que jamás se sentiría compatible, hable con gente que le caiga mal, deje el maldito miedo, atrévase a salirse de la botella en la que está") sobre mis padres ("cuando sea independiente de ellos, ellos de verdad van a ser sus amigos") y sobre mil cosas más.

Al parecer, tengo mucho qué pensar todavía, entender qué camino quiero coger.

Imagen de Jordi Solano López, "Alicia"

martes, 21 de julio de 2009

No escuchas.....

- No hay que comprenderse para quererse, el amor no necesita verdades, a veces solo depende de la intuición y la confianza.

- ¿Cómo amar algo desconocido para uno?

- No necesitas haber escalado el Everest para tener la certeza de que en tí hallarás la fuerza para realizar la tarea... No necesitas haber amado para saber que cuando llegue el momento amarás con el alma, el espíritu y tu corazón... o cerebro -aclaró.

- Sé lo que me estás diciendo pero no logro comprenderlo lo suficiente como para volverlo parte de mi vida. O sea... ¿cómo amarse por pura intuición? eso no me cuadra...- dijo levantando una ceja.

- No es eso... estás entendiendo mal...

- O tal vez no te estás haciendo entender...

- Como quieras... el punto está en que a veces simplemente tienes que dejar que la vida te lleve, confiar en que las cosas suceden... y simplemente amar...

- creo que soy demasiado superficial para ti.

- Jajajajajaja... claro que no... sólo estás confundida... debes aprender a oír tu cuerpo, a oír tu corazón... saber qué es lo que de verdad sientes, qué es lo que de verdad quieres y entonces.... sabrás cuál es el camino, sabrás cuál es el siguiente paso a dar.

- ¡Qué fácil suena eso, pero qué difícil es llevarlo a cabo! O sea, en serio lo he intentado, quiero hacer todo eso que dices, pero... entre más lo intento, más fallo... quise mejorar mi vida, y por intentarlo fallé a todas las personas que están a mi alrededor e incluso me siento más miserable de lo que estaba antes.

- eso significa que en realidad no estás escuchando a tu cuerpo y tu alma... no sabes qué es lo que de verdad quieres, busca el equilibrio...

- El fuckin' equilibrio!!! Todos dicen lo mismo, pero nadie dice cómo de verdad encontrarlo...

- todos dicen cómo, sólo que no escuchas.