domingo, 24 de junio de 2018

¿Vuelvo?

Llevo años sin escribir en este blog. Pero mi mente divagada la recordó y me han dado ganas de escribirme un par de líneas... Recordar un poco esos tiempos en los que era más joven, más lista, más divertida y romántica. ¡Qué implacable es el tiempo! Tengo la sensación de estar destinada a vivir 50 años más (para burla de mis instintos suicidas que van y vienen) y al mismo tiempo que cada día que cierro los ojos, será la última vez que lo haga. En este tiempo que ha pasado, la psicodelia llegó a mi vida, la Conciencia se me presentó, he conocido ángeles y demonios, los he visto todos dentro de mí, he cambiado de identidad, he engordado y luego vuelta a adelgazar, me he seguido aficionando a analizar las opiniones, a ver sus causas y sus consecuencias, he aprendido a creer en el karma, en el samsara. Me enamoré como nunca de un chico afro (problemas en casa), luego de una chica (más problemas en casa)... Me he dado cuenta de que me gusta causar problemas. Me he enamorado del sexo, de mi vagina, de mi femineidad. Me ha dejado de molestar tener barriga o que mi culo no esté firme. He aprendido a tocarme sin pena, sin vergüenza. He tomado decisiones difíciles, me las he perdonado todas y me he amado por mi valentía. Otras veces, no he tomado ninguna decisión y esas aún las tengo que trabajar. Me he odiado por insegura. He mentido. He dañado. He dependido. Me he apegado y luego, aprendido a soltar. He aprendido a asombrarme, a agradecer, a despedirme. He visto amigos y familiares morir. He viajado y conocido tierras distintas. He visto la guerra con mis propios ojos. Se me ha roto el corazón. Se ha roto la burbuja de cristal. Se ha ido mi alma de mi cuerpo y he tenido que pedir ayuda para recuperarla. He llorado todo lo que no había llorado en mi vida. Me he reencontrado con mi niña interior. He conocido a mi guía espiritual. He viajado a vidas pasadas. Conocí a mi alma gemela. Luego, dejé de creer en el alma gemela. Me he reído de mí. He aprendido a meditar. He aprendido de la compasión. He sanado con mis manos. He sacado las toxinas de mi cuerpo, luego me he vuelto a contaminar. He sido vegetariana. He intentado ser vegana. He odiado las verduras. He sido feminista. He tenido miedo de sentir que no me adapto en ningún lado. Me he sentido diferente. Me he sentido una más. He pensado en los derechos y libertades. He querido desaparecer. He querido que todos desaparezcan. La locura siempre me ha acompañado. Ésa, definitivamente, siempre ha sido mi compañera. Aunque, en la práctica, la llamo la depresión. A veces es suplente, otras veces es principal. A veces, me cae bien. Veré si sigo escribiendo... Es extraño escribir para mí y que exista la posibilidad de ser leída por un extraño.

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